22 de agosto de 2010

La historia se repite

Hace 103 años atrás, por allá en 1907, nuestro país sufrió una de las tragedias más grandes ocasionadas por el hombre. Un batallón de ejército encabezado por el General Roberto Silva Renard ordenó matar a sangre fría a alrededor de 3.600 salitreros que sólo exigían mejores condiciones laborales, tener la libertad de poder gastar sus fichas en las pulperías que quisieran, trabajar en condición de seguridad, que no sólo los mantuviesen a ellos a salvo, sino que garanticen que las dueñas de casa no se preocuparan de que al llegar el fin del día sus hombres arribaran en un cajón sellado.

Luchaban contra la muerte, contra el peligro constante de perder la vida. Mucho venían desde el sur, en búsqueda del sueño salitrero. Llegaban con un bolso de optimismo, de alegría, de poder regresar en un tiempo determinado hacia Temuco, Concepción o Chiloé, con la plata suficiente para poder criar a sus hijos, de besar a su amada, de poder comenzar a "soñar", de tener un mejor futuro ... de revivir.

Sabían que la situación era difícil, pero asumieron el riesgo. Juntos, mancomunadamente se agruparon y comenzaron a protestar por la reivindicación de sus derechos. Enfrentaron el calor de la extensa jornada de trabajo, y por la noche luchaban contra ese frío que insiste violentamente por medio del viento a apretar tu pecho. Protestaron por lo que creían que era justo.

Llegaron hasta Iquique, les dijeron que se juntaran en una escuela. Como eran personas que confiaban hicieron caso.

El resto de la ciudad ilusamente les cerró sus puertas, ventanas y ayuda. Creían que era bandoleros, troperos, violadores, asesinos y débiles. Se equivocaron... ellos eran más personas que muchos de los aristócratas de la época. Pero otros, muchos, se sumaron a la causa, los gremios de los obreros.

Una vez reunidos en la escuela Santa María los mataron como a perros. El general dio la orden , ¡FUEGO! Y el ensordecedor ruido de las balas comenzó al unísono.

¿El resultado? 3600 mineros, compatriotas, personas, salitreros ... muertos en manos del ejército. ¿Por qué? por exigir, por pedir, por clamar.
Ellos no querían que les dieran todo gratis. Sólo reclamaban lo justo.



La historia se repite


Hoy, en el año del bicentenario nos vanagloriamos de nuestros avances, de nuestra economía, del orgullo de la democracia, de tener una institución sólida. Pero me sorprende que a más de un centenar de años la historia se repite. Mineros atrapados porque trabajaban en condiciones no seguras.

¿Qué estamos esperando?¿Que mueran mas de 4 mil personas para comenzar a tomar conciencia de nuestros errores?¿Olvidar para avanzar?

Alguien una vez dijo que la historia es nuestra y la hacen los pueblos. Pues entonces no perdamos la voz y comencemos a reescribirla, pero esta vez sea con nuevos tintes.

Sí, hoy los mineros están a salvo, por fortuna, pero que sirva de testimonio vivo que estos "accidentes" no deben volver a ocurrir.

Señoras y Señores
venimos a contar
aquello que la historia
no quiere recordar.
Pasó en el Norte Grande,
fue Iquique la ciudad.
Mil novecientos siete
marcó fatalidad.
Allí al pampino pobre
mataron por matar.

Luis Advis
Pregón
Cantata Santa María de Iquique



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