16 de mayo de 2010

Problemas viales: aumenta el comercio de medios de transporte alternativos

Nicole Sanhueza & Luis Tabilo


Luego del megaterremoto que afectó a la zona centro sur del país el pasado 27 de febrero, cuantiosos daños viales quedaron a la luz. Deterioros no tan sólo en vías de comunicación al interior de la intercomuna, sino que también en la vida de miles de penquista que debieron cambiar radicalmente su cotidianidad. Ejemplo de aquello es que lo ocurre actualmente con los habitantes de San Pedro de la Paz, que no sólo lamentan las pérdidas personales, ahora deben combatir día a día el atochamiento vehicular que se produce en el puente Llacolén, único cruce vial que enfrenta el río Biobio.


Un viaje normal desde la comuna duraba alrededor de 20-25 minutos, hoy en los horarios punta tarda 3 veces más, enfureciendo a los miles de automovilistas que están cansados de la lentitud en las obras de reconstrucción de los puentes.

Los ediles de San Pedro de la Paz y Talcahuano ya han demostrado abiertamente su descontento por la demora que haría volver a la regularidad de las ciudades, ya que recién están estipuladas hasta finales de año las reparaciones correspondientes.


Las lozas extremas del puente Juan Pablo II quedaron tan destruidas que el transitar por aquel camino es un zigzagueo constante. Los más afectados son los camiones que cruzaban y transportaban a diario productos desde la provincia de Arauco. Celulosa, madera, mariscos y víveres de uso común han debido esperar por llegar hasta Concepción. Producto del lento paso de camiones de carga se hace tardía la reactivación económica de una zona donde particularmente afectó la fuerza del mar, arrasando consigo los territorios y empleos de cientos de personas.


Una alternativa que sólo satisface al 3% de los camioneros es el paso por barcazas desde San Pedro hasta la capital regional a los vehículos pesados que vienen desde Arauco y viceversa. Un traspaso de 200 camiones diarios evitaría el giro de 300 kilómetros que deben realizar en su viaje hasta Los Ángeles para esquivar los tacos y vetos que tienen para cruzar, ya que sólo tienen abierto el paso desde la medianoche hasta las 6 de la madrugada.


El puente ferroviario quedó dañado en 17 de sus 370 pilares, por lo que normalizar el transito del Biotren es una tarea que se debe agilizar a la brevedad, ya que de volver a su funcionamiento descongestionaría de sobremanera el Llacolén, y de paso ahorraría considerablemente los tiempos de viajes.


Con estos problemas de conectividad los penquistas han debido buscar nuevas formas de movilizarse hacia sus lugares de trabajo o casas de estudio. Es así como la moto y bicicleta han sido los mejores amigos de los transeúntes que decididos a capear las extensas filas vehiculares se dieron paso al andar más cómodo y agradable de las dos ruedas.


Desde la sucursal de Mall Plaza del Trébol, la automotora Salazar Israel se ha sumado al boom de la venta de motocicletas, un mercado nuevo para ellos y que ha traído buenos dividendos. Han aumentando 7 veces sus ventas durante este mes, y ya se aproxima un embarque de 200 vehículos, siendo el modelo favorito el “Scooter” y la transversalidad de compradores cruza el umbral de las edades.


Por su parte un aumento de un 28% en las ventas de bicicletas ha beneficiado a empresarios de la zona, su comodidad de viaje, tarifas módicas, repuestos de bajo de precio, economía y ayuda a la actividad física han sido las características que vislumbra el sector comercial. Miguel Martínez, dueño del clásico centro comercial “Bicicletas Martínez” manifiesta su contento con el aumento de ventas “Si antes en temporada normal vendía 5 bicicletas diarias, hoy he llegado a vender 20”, lo que demuestra el alza en la demanda del producto.


Finalmente el aumento de estos medios de transporte demuestra, en cierta parte, el descontento y a la vez como las ciudades residenciales han debido buscar nuevas alternativas que los lleven de una vez por todas conseguir la anhelada normalidad.


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